Aplicación en deporte de competición y de élite
Las investigaciones realizadas por la universidad de Innsbruck lo han demostrado: el cuerpo se adapta a las condiciones de altura produciendo mayores cantidades de glóbulos rojos y mejorando los procesos metabólicos. Con ello, también aumenta la capacidad de las células para transportar oxígeno, estas reciben más energía y se acelera la división celular. La consecuencia es que se mejora la irrigación sanguínea de los músculos aumentando el rendimiento al entrenar en condiciones de altitud. Este efecto positivo se potencia correspondientemente cuando el deportista vuelve del entrenamiento en altitud a las condiciones normales.